Bartolo Fuentes salió de Honduras el mes pasado por la creciente presión y el temor a ser arrestado. Se hacía cada vez más fuerte el rumor sobre la intención del gobierno de acusarlo de ser el instigador de la primera caravana de migrantes que en estos días ha llegado a la frontera con Estados Unidos.
Tras cubrir una distancia que parecía interminable, más de 2000 integrantes de la primera Caravana Migrante -la inmensa mayoría de nacionalidad hondureña- llegaron a Tijuana, frontera con Estados Unidos.
En las próximas horas, unas 3000 personas más huyendo de la miseria, la violencia y la falta de oportunidades podrían ingresar a la ciudad fronteriza. Su objetivo es solicitar que se les conceda el estatus de refugiado o solicitar asilo.
Mientras el presidente estadounidense Donald Trump, ‘secundado’ por el alcalde panista de Tijuana Juan Manuel “El Patas” Gastélum, no para de lanzar mensajes xenófobos contra los integrantes de las caravanas, desplegando miles de soldados en la frontera y advirtiendo que prohibirá las solicitudes de asilo a quienes crucen a Estados Unidos de forma irregular, paradójicamente centenares de tijuanenses se han movilizado para rechazar la presencia de “migrantes ilegales hondureños” en la ciudad.
Una campaña de estigmatización, avalada por medios mainstream, que pretende politizar y sacar provecho de la tragedia y la crisis humanitaria.
La situación podría complicarse aún más en los próximos días cuando la segunda y tercera caravana de migrantes llegarán a Tijuana.
Derecho a la verdad
Quien no ha dejado un solo momento de acompañar a su pueblo es Bartolo Fuentes. Periodista y ex diputado del opositor Partido Libertad y Refundación (Libre), Fuentes es también experto de larga trayectoria en temas migratorios.
El pasado 13 de octubre se sumó a la primera caravana de migrantes. Su intención era acompañar y documentar la travesía de miles de hondureños y hondureñas que huían de la violencia y la miseria.
Llegando a Guatemala fue detenido. Estuvo encerrado varios días en un albergue de migración y, finalmente, fue deportado a Honduras.
Al llegar al aeropuerto de la capital hondureña, Bartolo Fuentes denunció una campaña de mentiras y desprestigio montada por el gobierno contra él, donde se le acusa de organizar y hasta financiar la caravana por motivos políticos.
Ante la posibilidad real de que las autoridades maniobraran para que se librara un requerimiento fiscal y se consiguiera una orden de captura, el 30 de octubre el periodista decidió salir del país.
-Con tantos medios cubriendo lo que estaba pasando, ¿por qué crees que se ensañaron contigo?
-Hay una presión muy fuerte de Estados Unidos para que los gobiernos de Honduras, Guatemala, El Salvador y México detengan las caravanas.
El gobierno hondureño necesitaba reaccionar y mostrar a su amo que estaba haciendo algo. Buscó a alguien de izquierda y familiarizado con el tema migratorio a quien culpar de lo que está pasando. De manera muy burda están intentando demostrar que la gente que se va es víctima de un engaño, y que detrás de todo está una campaña política orquestada por la oposición.
-Pese a las amenazas del presidente Trump y las falsas promesas de los gobiernos, la gente sigue juntándose y emprendiendo el viaje hacia Estados Unidos.
-Es lo que ha estado pasando todo el tiempo. Lo que ocurre ahora es que las personas se han dado cuenta que salir todos juntos es una forma de protegerse.
Esto contribuyó a que más personas se sumaran y que los medios comenzaran a interesarse a lo que estaba pasando, dando visibilidad a las razones que motivaban la salida de tanta gente del país, es decir el fracaso de las políticas gubernamentales.
-¿Por qué se va la gente?
-Principalmente por la falta de oportunidades y por la inseguridad que hay en el país. El empleo es precario, los salarios son de miseria y no permiten cubrir el alto costo de los servicios básicos. La inmensa mayoría de las familias hondureñas viven en pobreza y no tienen acceso a salud, ni a educación, ni a vivienda.
Huyen también de la criminalidad y la violencia, del flagelo de la extorsión, del hecho que niños, niñas y adolescentes no tienen futuro. Los padres saben que, ante la falta de alternativas, hay una alta posibilidad de que sus hijos sean forzados por la mara [1] a convertirse en delincuentes.
El año pasado la población decidió que había llegado el momento de un cambio y votó masivamente por el candidato de la oposición. Pero se robaron las elecciones y reprimieron a sangre y fuego la protesta. Les quitaron la esperanza y ya no quieren saber nada de programas asistencialistas, ni de tantas mentiras, de tanta corrupción, de tanta violencia.
-La crisis de institucionalidad profundiza la desesperación de millones de personas.
-Fortalecer la institucionalidad es fundamental para poder generar desarrollo y prosperidad para las familias. Lamentablemente en Honduras las instituciones trabajan para garantizar los intereses de una pequeña cúpula que se ha impuesto a través de un golpe, dos fraudes electorales, la militarización de la sociedad, la criminalización y represión de la protesta.
Todo esto va a generar más migración porque la gente no tiene alternativas.
-¿Qué hacer para que la gente deje de huir?
-En lugar de gastar millones en armamento y en la militarización del territorio, hay que crear de inmediato programas de generación masiva de trabajo decente y con salarios dignos.
Hay que garantizar el crédito y fomentar la producción de granos básicos, invertir masivamente en salud, educación, vivienda. Hay que romper el círculo vicioso de la pobreza. Hay que crear las condiciones para que la gente no tenga la necesidad de huir.
-¿Cuál es tu futuro?
-Por el momento no voy a volver, porque todavía el riesgo de ser acusado injustamente y ser capturado es muy alto. Sin embargo voy a continuar con mi trabajo y también a acompañar a los migrantes para que estén bien informados de cuáles son sus derechos.