En riesgo de ser automatizado 63% del empleo en México: especialistas

Arturo Sánchez Jiménez

01/19/2019

Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estiman que 63 por ciento del empleo total y 64.5 por ciento del empleo manufacturero en México está en riesgo de ser automatizado a causa de los cambios tecnológicos. Frente a esta situación los trabajadores menos calificados son los más vulnerables.

Un estudio realizado por Isaac Minian y Ángel Martínez Monroy, del Instituto de Investigaciones Económicas, indica que los recientes avances en inteligencia artificial, el aprendizaje con máquinas y la robótica de la UNAM, junto con la reducción constante de los costos de la automatización derivado de la caída de los precios de las computadoras (64 por ciento anual entre 1980 y 2006), y de los robots industriales (10 por ciento al año según la Federación Internacional de Robots), han creado fuertes incentivos económicos para que los empleadores remplacen el trabajo humano por equipos de control numérico computarizado.

A partir del trabajo de Investigadores de la Universidad de Oxford que han hecho cálculos sobre la automatización del empleo y datos de Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) al tercer trimestre de 2016 realizada por el Inegi, Minian y Martínez Monroy calculan la probabilidad de automatización a las ocupaciones de México.

De acuerdo con la ENOE, la población ocupada total en México para el tercer trimestre de 2016 fue de cerca de 52 millones, y 8.5 millones para la industria manufacturera. Para hacer las estimaciones en el estudio se consideraron 47.9 millones, y para la industria manufacturera 7.4 millones, pues en la metodología utilizada en las estimaciones que los investigadores tomaron como modelo se usaron sistemas de clasificación de los empleos distintos a los mexicanos.

Los cálculos de los universitarios indican que 63 por ciento del empleo total tiene un alto riesgo de ser automatizado. La proporción del empleo mexicano con alto riesgo de ser automatizado es mayor que en la de Estados Unidos (47 por ciento), en la Unión Europea (54 por ciento), y que el promedio de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (57 por ciento), pero se encuentra por debajo de la de países asiáticos, como China (77 por ciento) e India (69 por ciento).

Por otra parte, las estimaciones para la industria manufacturera sugieren que aproximadamente 64.5 por ciento del empleo de la manufactura mexicana tiene un riesgo potencial alto de ser automatizado.

Al analizar el impacto tecnológico por industria, se encontró que hay tres ramos (madera, muebles y vestido) en los que más de 85 por ciento del empleo tiene una alta probabilidad de ser remplazado por máquinas. Las industrias de la madera y de fabricación de muebles, en conjunto, representan 5.8 por ciento del empleo manufacturero, por lo que el impacto de su automatización sería moderado.

En cambio, el avance de la automatización en industrias como la alimentaria, equipo de transporte, vestido y fabricación de productos metálicos sí representa una seria amenaza, ya que en conjunto concentran más de la mitad del empleo manufacturero. Y, exceptuando a la industria alimentaria, las otras son tres de las áreas más robotizadas en el ámbito mundial.

Se encontró una correlación negativa entre el nivel de calificación y el riesgo de automatización, ya que mientras 70 por ciento del empleo de calificación baja enfrenta un riesgo alto de automatización, sólo cuatro de cada 10 trabajadores calificados se hallan en esta situación.

Aunque el impacto potencial estimado del cambio tecnológico sobre el empleo manufacturero puede parecer aterrador, explican los académicos, históricamente, de manera imperfecta y humanamente muy costosa, las revoluciones industriales tuvieron mecanismos de mercado que compensaron el desplazamiento de la mano de obra.

Consideran que la principal consecuencia de la automatización parece apuntar hacia un cambio significativo de la estructura ocupacional, con una disminución constante de la demanda de mano de obra de calificación baja y media, y no hacia un desempleo masivo.